Francisco Alemán
Difícil elegir por donde empezar luego de lo vivido en Bellerive durante el PGA Championship, especialmente por lo ocurrido el domingo. La enorme cantidad de público que llegó para ver el desenlace del último major del año fue impresionante y los actores pusieron un show en escena que fue inolvidable.
Por supuesto que todos querían ver ganar a Tiger Woods y el cuatro veces ganador de este campeonato no los defraudó. No es que no importó que quedara a dos del ganador, pero lo hecho por Tiger fue tan impresionante que todos se fueron con la sensación que el momento del triunfo número 80 está a la vuelta de la esquina. Si nos metemos en el túnel del tiempo y nos paramos en esta misma semana hace un año, pocos hubiéramos apostado a que hoy Tiger Woods iba a anotar el mejor score de su historia en un major.
El tema de la cancha es otro tópico que se discutió mucho esta semana. Bellerive es uno de esos clásicos diseños, con la clásica preparación que la PGA de América presenta para su campeonato. Fairways más anchos que los demás majors y velocidad de greens parecida a la que cada semana juegan en el tour. El problema es que hay algo que nadie puede controlar y es el clima. La lluvia del martes y viernes hicieron que los greens estuvieran muy blandos, los fairways no tan firmes los hicieron todavía más anchos y los scores fueron más bajos que lo que seguramente esperaban. Al final pareció más un torneo regular del tour que un major, y este es el tema que me ocupa esta semana.
El PGA Championship tiene una muy rica historia, 100 años no son pocos, una notable lista de ganadores, se juega en muy buenos escenarios, pero no tiene personalidad. Con esto quiero decir que no tiene nada que lo haga distinto de un torneo del PGA Tour. Como todos los majors ha tenido ganadores ignotos, nadie se salva de eso, pero cuando pienso en el Masters, US Open o en el Open siempre puedo encontrar una palabra que los defina o un conjunto de características que los diferencian a uno del otro. Con el PGA Championship no solo no encuentro la palabra, sino que tampoco le veo muchas diferencias con Wells Fargo o Memorial, por nombrar algunos de los muy buenos torneos del PGA Tour. Es verdad que el leaderboard que tuvimos esta semana fue soñado, que el show del domingo quedará en la memoria de todos, pero también puede ser que te toque Keegan Bradley desempatando con Jason Dufner en 2011 cuando poco sabíamos de ambos. El PGA Championship seguirá siendo un major siempre, jamás perderá el prestigio que bien se ganó, sobre todo en los últimos 20 años cuando empezó a visitar grandes canchas, pero le falta algo que lo distinga. Como contrapartida no creo que nunca el Players tenga la categoría de major, pero sí tengo claro que tiene mucha más personalidad.
Terminó la temporada de majors. Queda ahora la definición de la Fedex Cup y la Ryder Cup antes de que empiece la temporada 18/19. Reed, Molinari y Koepka se quedaron con los premios mayores. Nombres que quizás no esperábamos, sobre todo el de Koepka que estuvo 3 meses sin jugar a principios de año, que se perdió el Masters por esa lesión, pero que volvió con todo para ser el jugador del año. Tampoco tiene una personalidad que atraiga, pero esa misma personalidad fría lo hace difícil de quebrar a la hora de la definición.